- Delante de sí,
el mar helado. Bajo
-
- el hielo, la
huidiza criatura,
-
- blanca máscara
de lo insondable.
-
- Al resplandor
de los Fuegos de San Telmo,
-
- ni dios
cristiano ni deidad pagana,
-
- sangre humana
mezclada con sangre de bestia,
-
- toneles
alquitranados,
-
- esperma sin
continente,
-
- un hombre
entre muchos hombres,
-
- con una pierna
de menos,
-
- aferrado al
timón, con una idea persistente
-
- que lo empuja
hacia el horror y la muerte.
-
- Todo sucederá,
está escrito.
-
- Sucederá
también aquí,
-
- aunque no haya
mar, ni ballena,
-
- ni barco. No
-
- será Ahab
vomitado, a salvo,
-
- en una remota
playa. ¿Qué destino
-
- me aguarda a
mí entonces,
-
- que persigo
con la misma obsesión,
-
- no las
palabras, sino lo que en ellas
-
- es
manifestación de algo antiguo, profundo y secreto
-
- y ni siquiera
sé distinguir
-
- barlovento de
sotavento?