INICIO

Ensayo Artículo opinión Reseña crítica Narrativa Poesía Clásicos Lingüística

Isabel Fletes

EN LOS NEGOCIOS COMO EN LA GUERRA

No engañaré a nadie; pienso que las guerras existieron, existen y existirán siempre nos guste o no; simplemente dos pueblos entran en conflicto y resuelven sus diferencias a mamporrazos, a sablazos o a cañonazos. Al menos así era hace algún tiempo según cuentan los libros de historia.  Es una propensión del ser humano difícil de normativizar, acotar  o prohibir.  Pero la nueva tendencia, al parecer, es la de declarar guerras (a las que llaman preventivas) sin que medie una provocación, o por lo menos, sin que sea una provocación de las de toda la vida, vamos, de las que cualquiera entendería como tal;  la provocación para invadir Irak, parece ser que consistió en una serie de armas de destrucción masiva que podían estar ocultas en algún lugar del país... (que se prepare Siria, porque las armas podrían haberse mudado hacía allí según ha comentado el Sr. Bush) o tal vez de la invitación que se hizo a Sadam Hussein para que abandonase su país y que éste no aceptó (es que resulta que es ahora cuando el Sr. Bush se ha dado cuenta de que el tal Sadam no es buena gente, y que a ese pobre pueblo Iraquí, que lo ha debido de pasar fatal todos estos años  hay que liberarlo como sea, y él, Mr. Bush tiene encomendada la misión divina de hacerlo). Particularmente considero que cada pueblo tiene derecho a elegir su destino; no sé si sería correcto denominar a este concepto soberanía, que para mí encierra el derecho de cada país a elegir su gobierno democráticamente, o a soportar tiranos si les place, o solicitar ayuda para deshacerse de ellos (también es cierto que no sé cómo se haría esto; qué afortunados somos de vivir en países libres), y que el resto del mundo respete su decisión y aporte esa ayuda cuando la demanden. No, no me parece suficiente motivo para iniciar una guerra, y tengo dudas de que lo sea del inicio de ésta que nos ocupa. Respecto a las armas, creo que es suficientemente explicativo el hecho de que, hasta el momento, lo más espectacular que se ha encontrado han sido 300 chalecos bomba ocultos en una escuela (es que, como ya he indicado anteriormente, las otras se ve que se han ido a Siria tan tranquilas). Boabdil lo expresa en unos párrafos de ese libro precioso de D. Antonio Gala, EL Manuscrito Carmesí, en los que más o menos viene a decir que no nos engañen, las guerras no se hacen por Dios o por Alá, o por liberar a pueblos; su objetivo es el botín: alguien tiene algo que otro desea, y este otro quiere arrebatárselo. Por supuesto, los botines actuales incluyen muchas más recompensas que en el siglo XV.

En cuanto a la actitud de apoyo a EEUU por parte del Gobierno Español, me gustaría que alguien cualificado nos diese una explicación convincente a los ciudadanos; porque a mí, en mi ignorancia, tampoco me convence aquello de que “teníamos que ponernos al lado de EEUU e Inglaterra o al lado de Rusia y China”; hubiese bastado, tal vez, con ponerse al lado de nosotros mismos. Sí, es necesaria una explicación, no para cambiar nuestra opinión sobre esta guerra, simplemente para comprobar que existen razones de peso por las que el Gobierno toma esta decisión en contra de la opinión de la mayoría de ciudadanos, y no lo hace a tontas y a locas.

Me he cansado de discutir de esta guerra con aquellos que han adoptado la postura snob de comprenderla, que pretenden explicarnos como a párvulos las mil razones económicas que la han promovido. Y también me he cansado de intentar explicarles que sé que existen mil y una de estas razones, pero que moral y éticamente no justifican el que se haya llevado a cabo incluso en contra de la decisión de la ONU.

Empiezo a tener miedo, miedo del miedo que intentan hacernos creer que debemos tener. Ahora resulta, que acabada hace ya algunos años la guerra fría, hay que temer al terrorismo internacional. Empiezo a escuchar por nuestros lares el mismo discurso a que nos tienen acostumbrados los estadounidenses: “hay que defender nuestra democracia y nuestra libertad del terrorismo internacional, que no se le ve, pero se le debe notar. Y para ello, nada mejor que montar una guerra por aquí y otra por allá, porque pudiera ser que el jefe se esconda aquí o allá. Y por los desperfectos, no os preocupéis, que luego los reconstruyo yo.”

Realidad literaL
Actualidad Crítica - Ensayo - Poesía - Narrativa - Clásicos castellanos - Lingüística- Clásicos universales

realidadliteral@iespana.es